Este 8 de marzo, QUEREMOS DAR LAS GRACIAS:


GRACIAS A LAS PERSONAS TRANS por ensanchar nuestra libertad al desafiar el corsé sexista y
binario que se nos pretende imponer a todas las personas. GRACIAS a las personas con
identidades y expresiones de género diversas, a las no binarias, a las intersexuales, a las que
han visibilizado las muy variadas opciones sexuales… GRACIAS por haber contribuido a
reventar ese corsé de tan difícil encaje.
La lucha de estos colectivos ha evidenciado que no es el cuerpo el que está equivocado, ni la
identidad o expresión de género, ni la orientación sexual de cada persona. Lo que debe mudar
son las normas de género impuestas, que se presentan como «lo natural», pero que son una
ficción que ocasionan malestar y alimentan el desprecio de quien no se ajusta al modelo con
calificativos como «marimacho» o «camionera» para ellas o «afeminados» o «poco viriles»
para ellos.


GRACIAS AL FEMINISMO por desmontar esa patraña sexista binaria que atribuye unas
aptitudes y expectativas diferenciadas a hombres y mujeres y la subordinación de ellas.


GRACIAS A ESTE FEMINISMO TRANSFORMADOR desde el que defendemos que no existe una
esencia ni masculina ni femenina, que las personas somos diversas unas, unos y otres y que las
normas de convivencia no deben constreñirnos, ni jerarquizarnos, sino permitirnos trazar
nuestro propio camino.


GRACIAS por luchar y conseguir más igualdad, libertad y justicia social.


GRACIAS por combatir todas las desigualdades, como las generadas por razón de clase social,
origen migrante o étnico o diversidad funcional.


GRACIAS por defender la inclusividad en todos los sentidos y reivindicar los derechos de todas
las personas: de esos 2,1 millones de personas pobres que están en riesgo de exclusión social
en nuestro país —una pobreza que tiene rostro de mujer y joven, que se agudiza en las
familias monomarentales y alcanza al 50 % de familias migrantes—, de las trabajadoras
sexuales a quienes se les niegan todos los derechos criminalizando su trabajo, de las
empleadas de hogar que siguen padeciendo una precariedad inaceptable o de las personas
jóvenes cuyas expectativas de futuro están tan truncadas.


En definitiva, GRACIAS por poner los cuidados en el centro de la vida y por insistir en
transformar las actuales relaciones sociales sexistas y jerarquizadas. Una meta que requiere de
la implicación de todas, todos y todes.


Ateneo Popular «Rebelde»