Este año hemos querido encabezar el manifiesto de este 1D de 2020 con este titular que salía en portada del DIARIO 16 el 3 de abril de 1997.

          Todo el movimiento de drogodependencias y la mayoría de los colectivos ANTI SIDA, deberíamos pedir disculpas por habernos creído todo lo que nos dijeron y nos siguen diciendo sobre el VIH. Esos mensajes los hicimos nuestros y nos enredamos en reivindicaciones que, a la luz de los acontecimientos acumulados todos estos años, carecen ya de todo sentido, y que no han hecho más que alentar el posicionamiento oficial y relegarnos a meros espectadores acríticos, pero colaborando en el daño irreparable que se le ha hecho a buena parte de la población diagnosticada y estigmatizada con esta farsa.

          Al menos desde FEMAD lo hacemos: con 40 años de retraso, pedimos disculpas a toda la sociedad, y en particular a las personas diagnosticadas, por haber reproducido la narrativa oficial y no haber exigido enérgicamente un debate real y justo en el seno de la ciencia, con la participación necesaria de los científicos que cuestionan esta narrativa y que fueron condenados al ostracismo y a la censura, para dilucidar lo que haya de cierto en este controvertido asunto.

          Sí, disculpas por abandonar los principios de nuestra razón de ser como MOVIMIENTO SOCIAL y haber confiado en lo que se nos decía desde las instancias oficiales y desde el mundo empresarial de las farmacéuticas. Nuestro papel debe ser siempre el de cuestionar todo lo que se nos dice, buscando una segunda opinión, incluso una auditoría independiente, sin conflictos de interés, para evaluar la información y lo que se nos ofrece para aliviar el sufrimiento de nuestra gente, máxime cuando se hace a cambio de tantísimo dinero.

          Este año estamos sufriendo un caso idéntico con el COVID 19, utilizando exactamente las mismas herramientas, como los test de anticuerpos (altamente inexactos) o el ya famoso test PCR (altamente inespecífico); y los mismos protocolos, como la declaración de la existencia de un nuevo virus patógeno sin tener el propio virus; todo ello forma parte de la maquinaria que se puso en marcha en los ’80 con el SIDA; pero los intereses de hoy son los mismos, EL MALDITO DINERO, poco importa el rigor científico, se eliminan a los científicos que piensan diferente llamándoles negacionistas y a otra cosa, de lo que se trata es de mercantilizar todo e ignorar el bienestar social de la población, hasta tal punto que incluso restringen Derechos Fundamentales y básicos de nuestra vida social, individual y colectiva, basándose exclusivamente en trabajos científicos sesgados cuyas publicaciones ya han sido ampliamente cuestionadas y exigida su eliminación de las revistas científicas por no cumplir los requisitos mínimos para que puedan ser considerados científicamente aceptables. En otros países de nuestro entorno ya se han llevado ante el Tribunal Supremo los métodos científicos utilizados y las medidas adoptadas.

           El VIH se dio a conocer en una rueda de prensa, intentando desde el minuto cero hacer campaña de publicidad para conseguir cuanto antes el máximo beneficio. Se declaró al mismo tiempo tener un método de diagnóstico con eficacia del 99,9% a pesar de los resultados contradictorios que se dieron, y una vacuna en el plazo de un año, hecho que obviamente nunca ha ocurrido y que no está siquiera en un horizonte cercano.

           Se modifica la definición de SIDA a conveniencia para incluir cada vez más patologías y cubrir así más amplios sectores de población y así garantizar el negocio, consiguiendo a la vez dar la sensación, y reforzar la idea, de la expansión de la epidemia.

           Salen a la luz innumerables casos de personas «diagnosticadas» que con un poco de criterio cuestionan los tratamientos propuestos, a raíz de los efectos secundarios que han sufrido, o que nunca los han tomado, y ninguna instancia pública o autoridad sanitaria, que deben ser las garantes de preservar la salud pública, hacen nada para estudiar por qué estas personas nunca enferman ¡ni siquiera muestran algún interés!

          Así pues, es necesario que nuestro tejido social revise cuanto antes cuál es su misión y se ponga a cumplir el cometido que se le encargó, que no es otro que el de velar por los sectores más vulnerables de la población y dejar de aliarse -por intereses mezquinos y espurios- con instituciones y empresas, que lo único que persiguen es un buen balance de resultados y conquistar nuevos nichos de mercado.

MÁLAGA  1  DE  DICIEMBRE DE 2020

FEMAD – Federación Malagueña de Asociaciones de Drogodependencias

ARIS – Asociación por el Replanteamiento Integral de la Salud